martes, 31 de julio de 2012

La Educación Prohibida..para pensar.

Leyendas Argentinas


Quiero compartir con ustedes estas leyendas que seguramente les servirá como material de trabajo para realizar diferentes actividades: dibujos, canciones, puestas teatrales, bailes.Cada leyenda representa una región de nuestro país.Espero que les guste y les sirva, saludos!!

La leyenda de los Onas
Cuentan los viejos cuentacuentos del Sur, de muy, muy al Sur... De lo más al sur del
mundo... que los antiguos habitantes, que se llamaban selknam y que hoy conocemos
como Onas, cuando veían a lo lejos, en el mar, acercarse una Ballena, acampaban en
la playa durante varios días porque eso significaba comida y alegría por mucho
tiempo. Y entonces, para calentarse, prendían un lindo fuego. Pero aquella vez no se
trataba de una ballena, sino de un barco! Eran los españoles que estaban cumpliendo
la hazaña de dar la vuelta al mundo por primera vez. Y mirando la costa no dudaron al
poner el nombre a la nueva tierra: Tierra del fuego!
Desde la costa, una familia ona decidió acercarse a los visitantes en canoas a darles la
bienvenida.
-Atrapadlos! _rugió el capitán del barco- Servirán para diversión de los reyes en la
corte!. Y así la familia Ona fue hecha prisionera. Pero no todos en el barco estaban
felices con esto, y, en medio de una feroz tempestad, un grumete llamado Miguel, los
ayudó a escapar, y mientras los españoles temblaban de miedo porque creían haber
llegado al fin del mundo, los Onas se arrojaron al mar para llegar nadando hasta sus
playas. _ Preferimos nadar, antes que ser esclavos...
Pero el mar es inmenso, y por más que nadaran muy bien, nunca llegarían. Así que
algo pasó, algo fantástico, algo increíble: Los Onas se transformaron en los delfines!
Si! Así nacieron los primeros delfines! Nadan como peces, pero respiran y piensan
como personas, y, como los Onas, viven y crecen juntos, ayudándose en una gran
comunidad.


 La leyenda del Yasí Yateré
- ¡Vamos, chicos, a dormir la siesta...! ¡Anahí, vamos!. Así llamaba la mamá de Anahí.
-Ya voy, mamá... Mamá, voy a buscar a mi muñeca Miní hasta el arroyo y enseguida
vuelvo. - ¡No te alejes, Anahí! ¡Mirá que es la hora de la siesta, y te puede llevar el Yasí
yateré! El Yasí - Yateré es el duende de la siesta del litoral. Dicen que se lleva a los
niños que se alejan de la casa. Nadie nunca lo ha podido atrapar. La pequeña Anahí
conocía muy bien el lugar donde había nacido, Conocía cada pájaro y cada peligro de
la selva. Y era la única niña entre todas sus amigas, que no tenía miedo al Yasí Yateré.
Y allí fue Anahí a buscar su muñeca, pero cuando la encontró, descubrió, a su lado, al
pájaro más extraordinario que hubiera visto nunca. La niña comenzó a perseguirlo,
porque su canto era melodioso, y sus colores hermosos, hasta que se encontró en un
lugar de la selva que nunca había visto, y que no reconocía. Entonces, el pájaro se
transformó en un extraño enano de barba y pelo rubio. _Yo soy el Yasí Yateré, y nadie
va a poder encontrarme, porque tengo los pies al revés y si siguen mis huellas, creen
que fui para el otro lado!!! Y rió el duende mientras a Anahí le entraba un poquitín de
miedo. El Yasí llevó a Anahí a su choza, y la encerró allí para que pasara la noche
prometiéndole que a la mañana siguiente se olvidaría de su casa y de sus padres y se
iría con él. Anahí se acurrucó en un costado mientras se hacía de noche. Ya estaba por
dormirse cuando su amigo, el gusanito Isondú apareció: -No te duermas Anahí, todos
los que se duermen en la choza del Yasí Yateré se olvidan de todo... ¡No te duermas!!.-
¡Ese era el secreto! Pensó Anahí- No tengo que dormirme... pero tengo tanto sueño...
Un rayo de luz entro por la ventana y abrió los ojos de la niña. ¡Era la luna que venía a
ayudarla! Y en seguida el sapo, cururú, y el papagayo, y los tapires y... la selva entera
estuvo ahí para ayudar a la amiga. Y entre todos cantaron un chamamé para
mantenerla despierta.
A la mañana siguiente, el duende volvió pero solo para descubrir su derrota: -¡Nunca
me voy a olvidar de la gente que quiero! El Yasí Yatreré se quedó rabiando y Anahí
volvió con su mamá y se confundieron en un enorme abrazo.
Y así una niña llamada Anahí venció al mal de la desmemoria. Venció al Yasí Yatere.

La leyenda de Coquena y el Ucumar.
¡Mis montañas! Mis valles... ¡Mi quebrada! Mi cordillera y mi Puna. Aquí, entre
murallones mágicos, y oscuros desfiladeros, lugares donde pocas veces ha pisado la
suela humana, vive Coquena. Son pocos los que han visto a Coquena, el Dios enano,
que viste y calza como los cholitos que arrean las vicuñas por el valle. Pero que tiene el
poder de hacerse invisible para llevarse las llamas cuando su pastor las trata mal.
Coquena ama la naturaleza, porque es un Dios antiguo, muy antiguo, que estaba aquí
mucho antes de que llegaran los hombres blancos. Tiene una mano liviana, liviana, de
lana, para los animales de la Puna. Y otra pesada, pesada. De plomo, para castigar a
los cazadores que matan los rebaños salvajes de llamas... Y que de tanto matar nuestros
animales, los han llevado al borde de la extinción.
Una vez, tres cazadores se internaron entre las montañas para matar todas las llamas
que encontraran. Cuando estaban apuntando sus escopetas sobre una pequeña e
indefensa llamita, se encontraron con Nico, el cholito. _ Tengan cuidao _ Les dijomiren
que no solamente anda por aquí Coquena, un Dios tan viejo que no puede nada
contra las armas de fuego, dicen que anda también el Ucumar. _ ¿Y quién es ese?
_Preguntaron los cazadores. _ Es un gigante que habita las montañas. A su paso, ¡la
tierra tiembla.!- Contestó el cholito, y se escurrió entre las rocas con su llamita antes
de que los cazadores pudieran dispararle.
- ¡Vamos hasta donde está Coquena! ¡Ahí debe haber muchas llamas para matar!
Dijeron los cazadores, y se internaron en la montaña. Y si. Allí estaban. En el Valle.
Cientos de llamas arreadas por el Dios enano y su inconfundible silbido. Los cazadores
ya apuntaban sus escopetas entusiasmados, cuando delante de sus ojos apareció
Coquena. -¡Momentou!- Pero los cazadores no se detuvieron, porque sabían que
Coquena no puede nada contra las armas de fuego- ¡No va a quedar ni una llama
viva!!! Gritaron. Y entonces sintieron unos pasos que hacían temblar las colinas. ¡No
podían creerlo! Se dieron vuelta lentamente... ¡Y si, era el Ucumar! El gigante, que
venía en ayuda de Coquena. Y los cazadores corrieron tan rápidamente, tan
rápidamente, que nunca más se los vio por estos lados... Y así fue como un antiguo ser
mágico fue ayudado por otro, más nuevito, que conoce mejor como enfrentar los
tiempos que corren.

La leyenda del Nahuel
Detrás, a lo lejos, las verdes montañas de puntas blancas, los lagos hermosos de aguas
heladas y transparentes... Pero aquí, bajo nuestros pies... la pampa. La Patagonia dura
y chata. Los pastizales amarillos y secos. Esta... fue... la tierra mapuche. ¡Y la tierra del
Nahuel! Los Mapuches vivían en esta tierra desde siempre... desde que el Dios Antú los
creó, Y transformado en hombre les enseño el arte de la siembra. Pero los Mapuches
pelearon, y la diosa Luna lloró, y con sus lágrimas se crearon los lagos Lacar y Nahuel
Huapi. desde siempre nos acompañó un lejano rugido. El rugido de la bestia: El
Nahuel, que acechaba desde las sombras, entre los pastizales. Pero un día... un día el
rugido se transformó en lamento. Y Pehuén, el guerrero, el indio más valiente de la
aldea, fue el encargado de averiguar qué sucedía... Se internó entre los pastizales y se
topó con la bestia. El ser fantástico estaba tirado, agonizante. Malherido por una
espina que se hundía en su pata y que hacía días lo dejaba sin defensa y sin alimento.
Pehuén pudo haber terminado con el monstruo, pero se apiadó de él, y ayudado por su
cuchillo, le quitó la espina, y lo dejó partir.
Tiempo después llegaron los huincas. Hombres blancos. Soldados. Que venían a sacar
para siempre a los Mapuches de sus tierras. Y así comenzaron las grandes luchas.
Al final de una gran batalla, Pehuén huía, muy mal herido y para esconderse se internó
en los pastizales. El cabo López, siguiendo órdenes de su comandante, persiguió al
indio y lo encontró exhausto. Levantó su revólver para matarlo, cuando desde las
sombras surgió un rugido que se abalanzó sobre el soldado derribándolo como un
muñeco. Una enorme garra se alzó para acabarlo... _ ¡No, Nahuel!- Gritó el indio. El
fantástico animal, lo observó, y, reconociendo a su viejo amigo, se alejó entre los
pastizales.
El soldado se levanto, tambaleante y con los ojos llenos de lágrimas, agradeció a
Pehuén, que le había salvado la vida.
¡Gracias Nahuel!





domingo, 29 de julio de 2012

Los instrumentos de la orquesta

Encontré este material interesante para presentar los instrumentos de la orquesta, si bien esta en ingles, Baby Eintein busco la forma de hacerlo bastante didáctico, así que pongámonos con nuestros niños frente a la pc y atrabajar!